El Covid-19 ha provocado cambios importantes en el trabajo. El surgimiento de una nueva modalidad —el teletrabajo— seguramente sea la transformación más notable. Sin embargo, la pandemia ha acarreado otras permutaciones que alterarán aún más el status quo del mercado laboral en el futuro.
La pandemia mundial provocada por el Covid-19 ha cambiado muchos aspectos de nuestras vidas. Una de las transformaciones más significativas ha acontecido en el mundo laboral a nivel internacional; suponiendo nuevas modalidades de trabajo, el reinforcement de tendencias ya venideras y la acentuación de dificultades, especialmente complejas para algunos sectores industriales.
El año 2020 ha sido económicamente nefasto para la mayoría. Sin embargo, la pandemia ha resultado beneficiosa para ciertos sectores de actividad que han crecido con fuerza gracias a las condiciones contextuales vinculadas a la crisis sanitaria. No obstante, a nivel global, las consecuencias del Covid-19 en el mundo laboral han sido trágicas, provocando millones de despidos.
La metamorfosis del mercado laboral ha acelerado tendencias que marcarán el futuro del trabajo tras el Covid-19. La consultora tecnológica estadounidense McKinsey ha realizado una profunda investigación sobre el tema. Analizamos las tendencias más importantes que marcarán el mercado laboral una vez normalizada la situación sanitaria.
1. El trabajo en remoto ha llegado para quedarse, pero con condiciones.
La permanencia del teletrabajo se ha posicionado como un tema de debate en la opinión pública desde el levantamiento de los períodos de confinamiento más duros. Son muchísimos los estudios, análisis y reports que llevan tiempo anunciando que el teletrabajo no va a desaparecer, al menos no del todo.
A pesar de que en España muchos trabajadores ya han vuelto a sus puestos de trabajo y de que McKinsey vaticina que el trabajo a distancia y las reuniones virtuales continuarán, pero con menos intensidad que durante los momentos álgidos de la pandemia; una investigación realizada por Gartner concluye que el 75% de los trabajadores afirman que sus expectativas de trabajar de forma flexible han aumentado y 4 de cada 10 reconocen que abandonarían su puesto de trabajo si se les obliga a volver a trabajar de forma totalmente presencial. En este sentido, parece que si bien algunos altos cargos directivos pueden mostrarse reticentes a seguir con el trabajo en remoto una vez finalizada la pandemia, el teletrabajo ya se ha instalado dentro de la mente de los trabajadores y no parece que estén dispuestos a dejar esta modalidad atrás.
McKinsey ha ido un paso más allá realizando una predicción sobre hasta qué punto podría persistir el teletrabajo después de la pandemia. Tras analizar más de 2.000 tareas comunes de más 800 profesiones en 8 países del mundo y finándose únicamente en aquellos puestos de trabajo que se pueden realizar a distancia sin que la productividad se vea afectada, la consultora concluye que entre el 20% y el 25% de los trabajadores podrían trabajar desde sus casas entre 3 y 5 días a la semana, lo que supone entre 4 y 5 veces más trabajo en remoto que antes de la pandemia.
Por otro lado la consultora también señala que algunos de los trabajos o tareas que se pueden realizar a distancia, se hacen mejor de manera presencial. Entre ellas destacan la toma de decisiones de negocio, los meetings y negociaciones con clientes o proveedores, el intercambio de información sensible, las sesiones de brainstorming y la incorporación de nuevos empleados.
Queda claro, pues, que ni el trabajo presencial ni el trabajo en remoto van a desaparecer y que no todos los puestos de trabajo o sectores tienen la capacidad de trabajar en remoto sin que la eficiencia se vea afectada. De hecho, y como es lógico, existen una gran cantidad de trabajos que no pueden llevarse a cabo a distancia. En el caso de los que sí, todo apunta a que la modalidad flexible será la ganadora de la batalla, permitiendo a los empleados poder trabajar sin necesidad de desplazarse a diario, pero sin prescindir totalmente de las ventajas del trabajo presencial.
2. Disminuyen los espacios físicos y los viajes de negocio
La excelente acogida del trabajo en remoto ha supuesto que muchas organizaciones se estén planteando reducir el tamaño de sus espacios físicos, apostando por espacios de trabajo flexibles y más pequeños que se acondicionan a la modalidad mixta entre trabajo presencial y trabajo a distancia. Una encuesta realizada por McKinsey a 278 empresarios en agosto de 2020, concluye que, de media, los empresarios tienen pensado reducir el tamaño de sus oficinas en un 30%.
En el mismo sentido McKinsey predice que el trabajo en remoto, la digitalización de las reuniones y la confirmación de que hay ciertas tareas que se pueden realizar sin estar físicamente presentes, van a acarrear una disminución significativa de los viajes de negocio. Concretamente, la consultora anuncia que el 20% de los viajes de negocios —el segmento más lucrativo para las aerolíneas— podrían desaparecer.
Esto, a su vez, podría tener consecuencias negativas para las aerolíneas, las compañías hoteleras, los comercios y servicios de los centros urbanos y el transporte de personas.
3. Desarrollo de la automatización y la inteligencia artificial en los entornos empresariales
La crisis económica ocasionada por el virus ha golpeado con fuerza a la gran mayoría de organizaciones. Históricamente, durante etapas de recesión económica las empresas suelen reducir costes y apaciguar la incertidumbre del mercado mediante la remodelación de los procesos de trabajo, especialmente a través de la automatización e integración de procesos. La automatización permite reducir la cantidad de tareas rutinarias y liberar costes innecesarios. Asimismo, la inteligencia artificial —especialmente el machine learning y el deep learning— incrementa las capacidades de análisis y de automatización de los procesos y permite reducir el número de operaciones empresariales necesarias.
La encuesta mundial de McKinsey de julio de 2020, realizada a más de 800 ejecutivos, revela que más del 66% de las empresas están incrementando su inversión en automatización e inteligencia artificial. Asimismo, la consultora estadounidense apunta que la adopción de la automatización y la inteligencia artificial será especialmente significativa en aquellos ámbitos de trabajo con altos niveles de interacción humana.
4. Auge del e-commerce
Los períodos de confinamiento, marcados por la imposibilidad de realizar compras de manera presencial, fueron increíblemente beneficiosos para las compañías de e-commerce, cosa que parece que no va a cambiar tras el fin del confinamiento.
Durante la pandemia fueron muchas las personas que se iniciaron en el comercio electrónico y que descubrieron las ventajas y comodidad de esta modalidad de compra. Así, McKinsey predice que el auge del comercio electrónico y de otras transacciones virtuales se mantendrá y los resultados de su encuesta no dan lugar a dudas: 3/4 de las personas que realizaron compras o hicieron otro tipo de transacción a través de un canal digital por primera vez durante la pandemia seguirán haciéndolo una vez la situación se haya normalizado.
A su vez, el aumento de las transacciones digitales ha impulsado el crecimiento de los trabajos relacionados con la entrega, el transporte y el almacenaje de productos.
5. Caída del trabajo físico y de los trabajos peor remunerados
La digitalización de las transacciones, la adopción de la inteligencia artificial y la automatización de procesos y la aceleración de la transformación hacía lo virtual supondrá una reducción de las tareas que implican competencias cognitivas básicas en un 3,4% y de las tareas físicas en un 2,2%. Por el contrario, las tareas que implican capacidades cognitivas sociales y emocionales aumentarán en un 3,2% y las que implican capacidades tecnológicas se incrementarán en un 3,3%, según McKinsey.
Esto implica que, tras el Covid-19 y en los próximos años, la concentración de empleo crecerá en los puestos de trabajo mejor remunerados y bajará en el caso de los trabajos con salarios más bajos. En la misma línea, disminuirá la demanda de puestos de trabajo que requieren de menos nivel de estudios y aumentará la demanda de titulados universitarios.
Esta tendencia puede acrecentar las dificultades económicas de aquellas personas que ocupan puestos de trabajo menos valorados económica y socialmente e incrementar desigualdad social.
McKinsey vaticina que todo esto conllevará que un 6,25% de los trabajadores tengan que cambiar de empleo y buscarse uno de nivel salarial superior. Según la consultora, esta transición afectará especialmente a trabajadores con un bajo o nulo nivel de titulación, a miembros de grupos étnicos minoritarios y a mujeres.
Las transformaciones en el mundo laboral son constantes y progresivas. Sin embargo, la pandemia ha acelerado la transición hacía virtual en múltiples sentidos, cosa que ya ha empezado a producir cambios significativos en el trabajo. Según los expertos, estos cambios van a persistir una vez la situación se normalice, promoviendo que las empresas deban adaptarse al nuevo contexto y adaptar sus rutinas de trabajo, procesos y operaciones a un mundo más digital.