Un nuevo tipo de cliente está transformando el mercado. Ante el aumento progresivo de la preocupación social por el medioambiente, los clientes cada vez paran más atención al impacto medioambiental de sus decisiones de compra. Hablamos sobre el impacto del nuevo consumidor eco-friendly y del aumento del consumo sostenible.
Una de las consecuencias socioculturales de la pandemia provocada por el Covid-19 ha sido el incremento de la preocupación social por el impacto medioambiental de nuestros actos cotidianos. La concienciación ecologista no es un fenómeno nuevo. Antes de la pandemia, la sociedad ya avanzaba hacia una conciencia ecologista cada vez mayor y más extendida, especialmente entre los más jóvenes. ¿Te suena Greta Thunberg?
Sin embargo, durante las etapas álgidas de la pandemia en que los ciudadanos no podían salir de sus casas, se detectó rápidamente una mejora notable en los índices de contaminación medioambiental. Este fenómeno puso de relieve que, efectivamente, nuestros actos tienen un fuerte impacto en el medioambiente, despertando una inquietud por la ecología y la sostenibilidad en muchas personas que, antes del Covid-19, no hacían de estas cuestiones una prioridad.
Cada vez más clientes están prestando atención al impacto medioambiental de sus decisiones de compra y dando prioridad a un tipo de consumo sostenible.
A medida que los consumidores más jóvenes ganan peso en el mercado y que la preocupación social por el medioambiente aumenta, los líderes empresariales se están empezando a cuestionar la eficacia y durabilidad de sus modelos de negocio. Según los datos de PwC, el consumidor eco-friendly adquiere un papel cada vez más protagonista y el consumismo sostenible ha llegado para quedarse.
En nuestro artículo "Marketing para millennials" ya advertíamos que la nueva generación de consumidores expresa mayor preocupación por la sostenibilidad y el medioambiente que las generaciones precedentes.
Esta evolución natural hacia el consumo sostenible no es anecdótica. Según B2B, los millennials representarán el 44% de la mano de obra en 2025 y el 73% de los millennials trabajadores ya tienen un rol de decision-makers y, por consiguiente, son quienes toman las decisiones empresariales.
Sin duda, el auge del consumo sostenible está vinculado a un cambio generacional:
No obstante, no podemos ignorar que una parte importante de la sociedad sigue siendo reticente a tomar decisiones de compra sostenibles. Las investigaciones indican que el motivo no es que no crean en la sostenibilidad, sino que dan más importancia a otros factores a la hora de tomar sus decisiones de compra. Destaca especialmente la convicción de que los productos sostenibles tienen un precio demasiado elevado. Otros consumidores citan la poca disponibilidad de este tipo de productos y la falta de tiempo para encontrarlos.
Las razones por las cuales muchos consumidores no están tomando decisiones de compra sostenible pueden ser una buena oportunidad de negocio.
Muchas empresas ya se han dado cuenta de que la sostenibilidad condiciona las decisiones de sus clientes. Uno de los casos más notables es el de la industria de los bienes de consumo y la restauración, que está cambiando el plástico por el papel para reducir el impacto medioambiental de los productos. Lo mismo están haciendo los e-commerce en el packaging de sus productos. No obstante, la reducción de la huella de carbono no solo aplica a los productos físicos y a sus envases, también a la huella ecológica de los envíos, las campañas de marketing, la experiencia de cliente, los procesos y operaciones internas, etc. Incluso las empresas que no se dedican a la venta de productos pueden reducir su impacto medioambiental.
Además de los cambios llevados a cabo en empresas de largo recorrido, la sostenibilidad ya es una oportunidad de negocio y un elemento de diferenciación ante la competencia. Cada vez más compañías están apostando por el consumo sostenible como modelo de gestión y haciendo de la sostenibilidad su propuesta de valor.
¿Tendencia o punto de inflexión?
Todo lo dicho en este artículo nos lleva a concluir que, más que una tendencia, el consumo sostenible y eco-friendly es un punto de inflexión.
Las investigaciones sobre los nuevos hábitos de consumo y tendencias empresariales indican que la preocupación por el medioambiente no va a pasar de moda y que, de hecho, no es una moda.
Esto nos sitúa en un escenario en el que las compañías deben evolucionar hacia modelos de negocio más sostenibles, así como parar más atención al nuevo consumidor eco-friendly, con un papel cada vez más protagonista en el mercado.