Si estás a cargo de una empresa o trabajas en el mundo del business, es muy probable que hayas oído el término "data driven decisions", pero, ¿qué son realmente las data driven decisions y por qué es fundamental tomar decisiones basadas en datos?
Viaja con nosotros hacia la toma de mejores decisiones de negocio a partir de los datos.
“La información nueva hace posible las ideas nuevas” Zig Ziglar, escritor.
Si trabajas o has trabajado en un entorno empresarial, seguramente te suene el término ‘data-driven decisions’ y es que cada vez se usa más en el mundo del business. La popularidad del término se debe a un cambió de paradigma en cuanto a la manera de tomar decisiones por parte de los CEOs y altos mandos empresariales, que han dejado de tomar sus decisiones basándose en instintos, creencias o intuiciones; para aprovechar el valor de los datos.
Las data-driven decisions (DDD) son decisiones basadas en los datos o, en otras palabras, decisiones empresariales que surgen de un previo análisis de datos. Así pues, para tomar data-driven decisions previamente es necesario llevar a cabo todo un proceso que implica la recopilación y el procesamiento de los datos basado en objetivos mesurables o KPIs, el análisis y tratamiento de los datos para convertirlos en insights y su posterior transformación en información visual y entendible. Es fundamental tener en cuenta que, para tomar data-driven decisions, todo este proceso debe responder a objetivos empresariales concretos y que cada paso del proceso —la recopilación, integración, gestión, análisis y tratamiento de los datos— debe llevarse a cabo en relación con los objetivos definidos.
Dejando tecnicismos a un lado, las data-driven decisions forman parte de una filosofía y de una manera de entender el proceso mental por el que pasamos cuando debemos tomar una decisión.
Veamos el famoso caso de William LeMessurier, el propietario de uno de los estudios de construcción y arquitectura más importantes y célebres de los años 60 y 70. Su estrellato llegó a principios de los 70 cuando se le encargó la construcción de la sede corporativa de Citigroup Building en Nueva York, que es hoy uno de los edificios más emblemáticos del mundo. La inauguración del rascacielos, de 279 metros de altura y formas limpias pero inusuales, fue todo un éxito y lo convierten hoy en una de las formas icónicas del skyline de Nueva York. En 1977, finalizada la construcción, LeMessurier había llegado a lo más alto de su carrera profesional, pero un año después tuvo que tomar una de las decisiones más complicadas de su vida de la que todos podemos aprender. Todo partió de una inesperada llamada por parte de uno de sus alumnos de ingeniería que estaba escribiendo un trabajo sobre el edificio. El alumno, que había estudiado cada detalle del rascacielos, le informó de que los cálculos eran erróneos, que las columnas de soporte estaban desplazadas y de que el edificio corría el peligro de caer. LeMessurier, que había repasado los cálculos de su obra en numerosas ocasiones y que además habían sido revisados por otras personas, fácilmente podría haber ignorado las advertencias del estudiante, pero no lo hizo. Decidió revisar los parámetros del edificio y se dio cuenta de que, efectivamente, el chico tenía razón. Valiente, LeMessurier ordenó que se volviera a construir el edificio, reconociendo su error ante un mundo que le estaba celebrando.
Además de una lección de profesionalidad y humildad, la decisión de LeMessurier nos demuestra que, a la hora de tomar decisiones, guiarnos por nuestras impresiones, creencias y deseos, no es lo más adecuado.
Como LeMessurier, para tomar decisiones empresariales es pertinente dejar a un lado el instinto y tomar decisiones que surjan de la lógica y el razonamiento consciente; en definitiva, de los datos empíricos. A pesar de que puede ser difícil, empresarialmente es mejor tomar nuestra sabiduría y experiencia como hipótesis que deben ser validadas con datos. Fiarse la experiencia de otros tampoco es conveniente, ya que lo que funciona para otros, puede no funcionar en nuestro sector y a la inversa. Ejemplo de ello es la empresa Privalia que, antes del boom de las ventas en RRSS, cuando todas las grandes compañías vaticinaban que era imposible vender en Facebook, decidieron probarlo, sentando un precedente para la mayoría de las corporaciones en la actualidad.
En esto consiste, precisamente, el método Data-Driven Decision Making (DDDM), en abandonar cualquier prejuicio y tomar decisiones basadas en conocimiento útil. En este sentido, cuando recopilamos datos con la intención de que respalden la toma de decisiones empresariales, es fundamental que los datos estén estrechamente vinculados con las estrategias empresariales que queremos desarrollar, pensando en un área del negocio y en un contexto concretos. Por lo tanto, no se trata de recoger todos los datos de los que disponemos y analizarlos, sino que, por el contrario, es fundamental priorizar los datos que necesitamos para cada objetivo y estrategia y analizar aquellas métricas o factores que nos darán exactamente la información que necesitamos para tomar una decisión precisa. Si no llevamos a cabo un análisis de datos consciente que nos permita extraer insights y conocimientos que tengan un valor real para la empresa, la toma de decisiones no será efectiva.
Por otro lado, es preciso que los datos sean de calidad (data quality). Al fin y al cabo, la calidad de nuestras decisiones depende de la calidad de nuestros datos.
El método Data-Driven Decisions Making (DDDM) es, hoy en día, la clave para asegurar el buen funcionamiento de una empresa. Este proceso de toma de decisiones da como resultado tomar decisiones informadas y, ¿qué empresario querría tomar decisiones desinformadas? Tú no, ¿verdad?
Además, como cualquier proceso de innovación, este método surge de la necesidad y del contexto. En un mundo dominado por la abundancia de información, y en el que ya se habla de que “los datos son la nueva moneda de cambio” pensar que una empresa puede funcionar sin usarlos sería, simplemente, totalmente descabellado. El mercado es, actualmente, más impredecible que nunca y el mundo digital se encuentra en un estado de cambio constante. Para que las empresas puedan adaptarse a este entorno volátil, deben tomar decisiones empresariales informadas, respaldadas por datos validados y consolidados. Las data driven decisions no solo prometen mejores resultados a corto plazo, sino que representan un elemento decisivo para que los negocios puedan asegurar su continuidad en el tiempo.
Que hablen los datos
Son muchos los estudios que respaldan la mejoría de resultados cuando las empresas empiezan a tomar decisiones basadas en los datos. Una investigación llevada a cabo por el MIT Center for Digital Business concluía que las empresas que toman decisiones basándose en el método DDDM, consiguen un 4% más de productividad y un 6% más de beneficios que aquellas que no lo hacen. Llegar a conclusiones partiendo de datos de calidad e insights fomenta la toma de mejores decisiones y, en consecuencia, resulta más rentable.
Si aún sigues siendo escéptico y no crees que tomar data-driven decisions puedan incrementar tus ingresos o mejorar tu rendimiento empresarial, lo cierto es que el método DDDM tiene, en sí mismo, un impacto positivo para cualquier organización más allá de los resultados. El proceso multidimensional que da como resultado la toma de decisiones basadas en datos supone, a su vez, llevar a cabo una serie de prácticas y buenas conductas que por si solas resultan beneficiosas. Por ejemplo, apostar por esta metodología te llevará hacer una mejor gestión de tus datos, a asegurar que todos han sido validados y consolidados, a revisar la seguridad de tus datos y de los de tus clientes y, en definitiva, a consolidar tus medidas de data governance. Además, el proceso de análisis en profundidad y transformación de los datos en insights puede significar un impulso para obtener información desconocida, conocer más y mejor a los clientes y apostar por estrategias de business intelligence, comerciales y de marketing innovadoras y más efectivas.
En definitiva, cualquier proceso que suponga la obtención de un mayor conocimiento sobre nuestra empresa, la situación de la actividad empresarial, sobre los clientes y sobre el mercado y la competencia, resultará conveniente y positivo.
Tomar decisiones basadas en los datos permite a las empresas:
A medida que el procesamiento de datos se ha convertido en un paso fundamental en más y más metodologías, los datos se han ido abriendo paso a todos los departamentos de las empresas. Ya no solo son los analistas de datos los que trabajan con ellos, sino que deben ser, hoy en día, un activo empresarial presente en todos los departamentos y unidades de negocio.
En este sentido, disponer de datos y de personas expertas que puedan analizarlos ha dejado de ser suficiente. Hoy en día, es necesario que las empresas fomenten el conocimiento de los datos para que forme parte de la cultura de trabajo de toda la organización, estableciendo una cultura general de aprovechamiento de los datos; una cultura data-driven.
Una cultura data-driven va mucho más allá del uso de los datos e implica el desarrollo del pensamiento crítico, la sed de información y que cualquier decisión se tome partiendo de datos consolidados.
Empieza a tomar mejores decisiones basadas en datos con nuestra guía "Las 8 claves para tomar data-driven decisions". ¡Aprovecha el valor de tus datos!