El envejecimiento de la población presenta muchos retos. Ya se están utilizando sistemas para paliar sus efectos, te los explicamos.
El envejecimiento de la población es el crecimiento de la proporción de personas de más de 65 años sin que se registre un crecimiento similar en el grupo de población en edad de trabajar que tiene que mantener el sistema de pensiones.
El envejecimiento de la población presenta varios retos para la sociedad. Por un lado están los problemas económicos, como las dificultades para mantener el sistema de pensiones o el gasto en atención social y sanitaria que requieren las personas de edad avanzada.
Por otro, los problemas que afectan directamente a la persona mayor, como pueden ser las enfermedades crónicas, la comorbilidad, la soledad o la pérdida de capacidades físicas y mentales.
Estos problemas se agravan a medida que aumenta la edad, de forma que gozamos de una esperanza de vida muy elevada pero no tenemos ninguna garantía de que esos años puedan vivirse con calidad de vida.
Esta situación ya supone un problema en la actualidad, pero según la Organización Mundial de la Salud se espera que el número de personas mayores (los que tienen 60 años o más) se duplique en 2050 y triplique en 2100. Globalmente, la población de 60 años o más está creciendo más rápidamente que todos los demás grupos de población. Por tanto, es importante empezar a poner en marcha políticas y medidas para mejorar la calidad de vida de las personas mayores y evitar que la economía se resienta.
Propuestas
Hay varias propuestas para resolver algunos de los problemas que presenta el envejecimiento de la población. Algunas se centran en mejorar la calidad de vida de las personas mayores y otras en prevenir el empeoramiento de la situación mediante cambios en los sistemas de pensiones y sanitarios.
Por ejemplo, en este artículo se presenta una propuesta de jubilación gradual que aliviaría la presión que sufre el sistema de pensiones y a la vez facilitaría que las personas mayores se sintieran útiles, de forma que reduciría la soledad y otros problemas mentales. Sugiere que a partir de una determinada edad, los trabajadores empiecen a cobrar una parte de su pensión, mientra que continúan trabajando para ganar el resto de los ingresos. Según el artículo, los trabajos que podrían llevar a cabo estas personas son de atención, asistencia y creativas, de forma que no se les requeriría un alto grado de actividad física.
Los trabajos que llevarían a cabo las personas mayores podrían ser remuneradas o no remuneradas económicamente, pero en todos los casos recibirían algún tipo de compensación. Se ha demostrado que las personas que trabajan pasada la edad de jubilación presentan síntomas de deterioro físico y mental mucho más tarde que las personas que se retiran antes. Eso también podría comportar una reducción del gasto sanitario y de atención social en esta franja de edad.
Está claro que un sistema así no es fácil de utilizar. A corto plazo es un planteamiento que comporta gastos y también hay que tener en cuenta que no todas las personas mayores pueden o quieren trabajar. Además, con este sistema se quiere ofrecer la experiencia laboral de las personas mayores para añadir calidad al trabajo de las generaciones más jóvenes, pero eso no se puede llevar a cabo de la misma forma en todos los sectores, sobre todo en los que requieren actividad física, como la agricultura, pesca o construcción. De todas formas, aunque no se pueda llevar a cabo de forma generalizada, es una buena forma de mejorar la calidad de vida de las personas mayores al mismo tiempo que se alivia un poco la presión del sistema de pensiones.
Sistemas que ya se están utilizando
Los ayuntamientos también están haciendo sus propuestas, principalmente centradas en mejorar la atención que reciben las personas mayores. El ayuntamiento de Barcelona, por ejemplo, ha puesto en marcha dos proyectos. Uno es el proyecto MIMAL, que consiste en un dispositivo de teleasistencia para personas que presenten síntomas de deterioro cognitivo. Con este dispositivo, las personas que cuidan de la persona mayor pueden localizarla en todo momento con la característica de geolocalización, lo cual aumenta su seguridad y autonomía.
El otro es el proyecto Vincles. Vincles BCN es un proyecto de innovación social que quiere reforzar las relaciones sociales de las personas mayores que se sienten solas y mejorar su bienestar mediante las nuevas tecnologías. Se dota a las personas mayores de un dispositivo con un programa que les permite comunicarse con su familia u otras personas usuarias y estar al día de las actividades de su vecindario entre otras cosas.
Cambio de paradigma
Por otro lado, hay iniciativas que quieren proponer un cambio de paradigma mediante el uso de las nuevas tecnologías. Una de ellas es Big Data for Aging Population in Social Exclusion Risk de Bismart. Esta solución permite cambiar de un enfoque paliativo a un enfoque preventivo, es decir que, en vez de intentar ayudar a las familias cuando lo necesitan, se intentará evitar que se dé la situación de necesidad.
El problema de base es que se está planificando mal. Los servicios sociales están saturados y no se están dedicando los recursos eficientemente. Además, el sobreenvejecimiento hace que las enfermedades aumenten y sean más complejas. Los recortes, a causa de la crisis económica, significan menos médicos, los médicos se jubilan y no se sustituyen.
Gracias a los modelos predictivos los Servicios Sociales evolucionarán de un enfoque paliativo a un enfoque preventivo. Gracias a la inteligencia artificial ayudamos a los médicos a ser más eficientes y a prescribir los mejores tratamientos.
El día 28 de junio Microsoft y Bismart organizan una jornada en la que se compartirán las herramientas más útiles para la identificación, previsión y planificación, especialmente en el ámbito social.